sábado, 12 de enero de 2008

Johnny cogió su fusil


Fragmento (I)

Dalton Trumbo (Estados Unidos, 1905-1976)

No hay nobleza alguna en la muerte. Ni siquiera cuando mueres por defender el honor. Ni aun cuando seas el gran héroe de la humanidad. Ni aun cuando seas tan grande que tu nombre nunca sea olvidado. ¿Y quién es tan grande?
Lo más importante es la vida, muchachos. Muertos no servís nada más que para los discursos. No os dejéis engañar más. No os deis por aludidos cuando os den palmadas en el hombro y os digan: vamos, tenemos que luchar por la libertad o cualquier otra palabra. Sencillamente decid: lo siento, señor, no tengo tiempo para morir, estoy muy ocupado y luego daos la vuelta y corred como alucinados.
Si os llaman cobardes, no prestéis atención porque vuestra tarea es vivir, no morir. Si hablan de morir por principios que son más grandes que la vida, decid: señor, usted es un mentiroso. No hay nada más grande que la vida. No hay nada noble en la muerte. ¿Qué tiene de noble estar tendido en la tierra, pudriéndose? ¿Qué tiene de noble no volver a ver la luz del sol? ¿Qué tiene de noble que te vuelen las piernas y los brazos? ¿Qué tiene de noble ser un idiota? ¿Qué tiene de noble quedarse ciego y sordo y mudo? ¿Qué tiene de noble estar muerto? Porque cuando usted está muerto, señor, todo ha terminado. Es el fin. Eres menos que un perro menos que una rata menos que una abeja o una hormiga que un pequeño gusano blanco que se arrastra sobre un montón de mierda. Usted está muerto, señor, y ha muerto por nada.
Está muerto señor.
Muerto.